
Cómo eliminar raspaduras y deformaciones en el metal
A la hora de restaurar objetos o aparatos fabricados en metal, eliminar golpes y raspaduras es el primer paso. La reparación de esta clase de objetos debe hacerse con lentitud y delicadeza, y en el caso de metales u objetos delicados, es mejor dejarlo en manos de un experto. Aunque varía el manejo según el material, existe una serie de recomendaciones básicas para la restauración de objetos de metal.
Golpes y hundimientos
La dificultad de esta tarea dependerá de la dureza del metal a reparar, así como de las herramientas a usarse. Sin embargo, conviene trabajar siempre sobre superficies rígidas forradas de un material blando como hojas de periódico o mantas, para proteger tanto el objeto como la superficie. Las herramientas también deben cubrirse con algún tipo de tejido suave o cartón para no dejar marcas sobre el elemento. Para reparar los golpes se utiliza un martillo especial de goma o plástico, fabricado para no dejar marcas sobre este tipo de materiales, pero un martillo metálico forrado con un paño grueso también puede funcionar.
Huecos y grietas
Existen varios tipos de masillas sintéticas para tapar agujeros de metal, que además pueden mezclarse con polvos metálicos o pigmentos de colores para disimular el relleno una vez que el material se seque. Cuando la masilla resulta difícil de manipular, es recomendable espesarla con caolín. Para llenar agujeros en piezas huecas, es necesario tapar primero uno de los dos lados con algún soporte para la masilla, como arcilla, plastilina o cinta adhesiva. Una vez aplicada la mezcla con una espátula, es necesario esperar hasta que se endurezca para pulir y nivelar la superficie reparada.
Ralladuras
La reparación de ralladuras dependerá enteramente de la profundidad de los mismos, ya que los más superficiales desaparecen con un simple pulido mientras que los profundos exigen el empleo de herramientas abrasivas, como el estropajo de acero, el papel de lija y el polvo de piedra pómez. El papel de lija al agua es el más indicado porque permite lubricar la fricción con aceite, lo que evita las marcas. Se empieza por papeles de grano grueso y se pule con grano medio y fino para que las rayas se hagan cada vez más pequeñas y la superficie se suavice. Sin embargo, estas técnicas abrasivas pueden causar daños irreversibles en el metal, por lo que en muchas ocasiones es mejor disimular el arañazo pintándolo, barnizándolo o cubriéndolo con cera.